29 junio 2013

Star Trek: En la Oscuridad


J. J. Abrams, director a cargo de la exitosa revitalización de Star Trek, una franquicia que estaba muerta y enterrada desde hace años, regresa a la gran pantalla el próximo día 5 de Julio con la secuela de la brillante Star Trek (2009).
En la segunda entrega del reboot de esta franquicia multimillonaria, cuya primera entrega supo contentar por partes iguales a los más acérrimos trekkies seguidores de la serie clásica, como al gran público que llena las salas de cine, que vio satisfechas sus expectativas con una vibrante y entretenida cinta que supuso el despegue definitivo de la, en otros tiempos, popular franquicia que andaba de capa caída desde hace varios años hasta que gracias al buen hacer del equipo responsable de la primera parte, con Abrams a la cabeza, regresa ahora para narrarnos más aventuras de la tripulación de la nave interestelar Enterprise.
La cinta arranca de manera espectacular y trepidante, muy al estilo de las películas de Bond, con la historia ya empezada que invita al espectador a meterse en la película desde el primer minuto. A continuación veremos como, lo que en un principio podría ser una mera anécdota, se convierte en el desencadenante de una trama que articulará los 132 minutos de metraje de este espectacular blockbuster veraniego.
Y volviendo de nuevo a Bond, la trama recuerda en varios pasajes a Skyfall, del que los guionistas Roberto Orci, Alex Kurtzman y Damon Lindelof han tomado buena nota al crear al interesante villano de este film, auténtico protagonista de la historia, que incluso aparece como principal figura en los carteles de la película usurpando el lugar a cualquier otro miembro de la tripulación del Enterprise, nos referimos, claro, al actor Benedict Cumberbatch, el Sherlock televisivo que demuestra de nuevo su buen hacer interpretativo haciéndose con el protagonismo absoluto en las escenas que comparte con el resto de los actores del reparto, incluidos Kirk y Spock.
El trío de guionistas, famoso por su trabajo en series como Lost, rescatan para esta nueva aventura del Enterprise una historia de venganza, que bebe bastante de una de las películas de la saga clásica con la tripulación original. Una historia que aún siendo bastante previsible, sigue guardando algunos giros de guión que sorprenderán al espectador en esta entretenida historia en la que veremos como un Kirk soberbio y arrogante aprenderá una lección que le hará madurar y por fin le hará ganarse los galones de capitán de la Enterprise, y donde Abrams deja cerrada su participación, para embarcarse en una nueva aventura interestelar a los mandos de la franquicia de Star Wars, dejando la cerada por Gene Roddenberry lista para nuevas historias a cargo de otro director y de otros guionistas.
Es digno de mención que los guionistas de En la Oscuridad hayan intentando desarrollar un poco más a los personajes, y las relaciones entre ellos, sin embargo no consiguen salir airosos en algún que otro caso, y algunos personajes, digamos secundarios, aparecen en la película porque son parte de la tripulación y no porque su participación en la trama sea determinante. Lo único destacable es quizá la aparición de un nuevo personaje femenino en la tripulación, interpretado por la bellísima Alice Eve, que protagoniza el momento más sexy y, también el más gratuito, del film.
Como era de suponer en una producción del presupuesto manejado, la factura técnica es exquisita y las escenas de naves y de efectos especiales son espectaculares, como ya lo fueron en la primera entrega, y la dirección de Abrams es vibrante y enérgica, sin dar un momento de respiro al espectador, y quizá el único pero que se le podría achacar es el excesivo e injustificado uso de la denominada técnica Lens flare o los brillitos, como yo los llamo, que están más que presentes en cada uno de los planos de la película.
En definitiva, esta nueva entrega de Star Trek quizá abuse algo de ese tonillo "oscuro y realista", al que en Hollywood está impregnando los últimos blockbusters que llegan a nuestras pantallas, pero no obstante sigue poseyendo esos golpes de humor que hicieron de la primera entrega una película tan divertida y entretenida. Por lo tanto, si os gustó la anterior no puedo dejar de recomendaros esta segunda parte en la que encontraréis más de lo mismo, con el añadido de un villano misterioso y carismático que roba escenas en cada plano del film.

13 junio 2013

Trance


Desde que descubriera Trainspotting en 1996 he seguido con mucho interés la carrera cinematográfica de Danny Boyle, uno de los directores más interesantes del panorama actual. Su filmografía destaca por intentar contar historias diferentes en cada nueva película y no encasillarse en un único género, por eso durante su carrera podemos encontrar películas tan distintas como La Playa, Sunshine, 28 días después, Slumdog Millionaire o 127 horas, por poner unos ejemplos.
Tras sorprenderme en la dirección de la estupenda 127 horas, esperaba con muchas ganas Trance, su más reciente película hasta la fecha, que llega a las carteleras españolas mañana viernes 14 de junio.
Con un reparto de auténtico lujo, Boyle nos presenta un interesante triángulo formado por los actores James McAvoy, Vincent Cassel y Rosario Dawson. Un reparto internacional que brilla con luz propia en este thriller psicológico en el que los personajes brillan con luz propia sobre la ligera trama que Boyle nos presenta y que podríamos de definir como pequeño McGuffin con el que se desencadenará el conflicto entre los tres personajes.
Resulta bastante complicado comentar algo sobre esta película sin desvelar detalles de una trama en la que los giros de guión se van sucediendo uno tras otro, así que me ahorraré el narrar la sinopsis del film. Solo comentaré que lo que en un principio parece que va a ser una película sobre el espectacular y calculado robo de un cuadro acaba convirtiéndose en una película de personajes en los que la violencia, la amnesia y la hipnosis son los auténticos motores de una trama que se va desarrollando con varios e inesperados golpes de guión que sin duda sorprenderán al espectador más desprevenido.
El trabajo actoral es sobresaliente y en los hombros de los tres actores protagonistas se sustenta el armazón en el que Boyle construye una película muy recomendable para todos aquellos que acudan al cine y quieran ver una historia diferente a lo que podemos encontrar actualmente en la cartelera. Boyle nos presenta una historia con múltiples giros de guión, que contiene algunas pinceladas que nos pueden recordar a Origen de Christopher Nolan. Las hipnóticas (y nunca mejor dicho) escenas oníricas repletas de bellísimas imágenes concebidas por el genial ojo del director de fotografía Anthony Dod Mantle y gracias también a una excelente banda sonora que casa perfectamente con las estimulantes imágenes mostradas en la gran pantalla por Danny Boyle, hacen de este film una de las películas más sugerentes del director británico del que esperamos con muchas ganas Porno, su próximo proyecto adaptando otra novela de Irvine Welsh, de la que ya adaptó en su día la inolvidable Trainspotting.