05 junio 2011

X-Men: Primera generación


Ha pasado más de una década desde que se estrenara en cines X-Men, éxitosa primera parte de una trilogía cuya cuya segunda parte resultó aún mucho mejor que la anterior (¿quién dijo que segundas partes nunca fueron buenas?), y cuya tercera parte, aun no siendo mala, no cosechó el exito de crítica y público que en un principio se esperaba. Hace un par de años se estrenó la decepcionante X-Men origenes: Lobezno, un spin-off de la serie madre en la que se nos narraba el origen del personaje más famoso y carismático de la trilogía, el canadiense con garras interpretado por Hugh Jackman.

Estos días llega a nuestras pantallas la cinta que pretende mostrarnos el origen de la famosa saga dedicada a los mutantes. Al frente de la cinta nos encontramos a Bryan Singer, que ademas de ejercer como productor también se ha hecho cargo de la historia, lo que es sinónimo de que la calidad está garantizada ya que Singer fue el responsable de las dos primeras partes de la exitosa trilogía original.
Singer en esta ocasión ha delegado las labores de dirección en Matthew Vaughn, realizador inglés que ya se había hecho cargo anteriormente de la adaptación del cómic Kick-Ass.

Como comentaba más arriba la historia de esta Primera generación nos cuenta las primeras andanzas de los mutantes y la película no puede arrancar de manera más espectacular, con la escena en el campo de concentración nazi que recrea la ya mítica escena con el joven Magnero con la que arrancaba la primera parte allá por el año 2000 y en la que posteriormente se desarrollarán una serie de acontecimientos que serán el motor de esta nueva historia que transcurre en los años 60 y en la que el espectador será testigo de como se forja la amistad entre Charles Xavier y Magneto (genialmente interpretados por James McAvoy y Michael Fassbender, respectivamente) y la aparición de una primera generación de mutantes que se mostrarán a un mundo que les odiará y les temerá por el mero hecho de poseer unos genes que les hacen ser diferentes al resto de los seres humanos.

La cinta, que con más de dos horas de metraje no se hace pesada en ningún momento, cuenta con una magnífica estetica sesentera que recuerda a las primeras películas de James Bond y con una ligera trama con toques de espionaje y con el enfrentamiento entre los Estados Unidos y la Unión Soviética y la crisis de los misiles en Cuba, como telón de fondo de las peleas entre los mutantes liderados por Xavier y Magneto y los mutantes liderados por el malvado Sebastian Shaw (magistralmente interpretado por Kevin Bacon), que intentan provocar la 3ª Guerra Mundial y dominar el mundo tras el desastre termonuclear resultante.

En resumen, X-Men: Primera generación es una más que correcta película de mutantes, ya todo un género en sí mismo, que gustará a los más fans de la trilogía original y a cualquiera que se acerque al cine con la sana intención de pasar un par de horas entretenido con un blockbuster veraniego.
Esperemos que esta nueva película tenga el suficiente éxito económico como para poder ver la segunda parte (o la quinta parte, según se mire) de esta saga cinematográfica que ha trascendido ya por derecho propio el mundo de las viñetas y forma parte de la cultura popular.