Dispuesta a colarse entre simios y primeros vengadores, dos de los blockbusters más taquilleros de lo que llevamos de verano, mañana se estrena en las pantallas españolas la película Conan el Bárbaro. En esta nueva adaptación de las aventuras del famoso bárbaro creado por Robert E. Howard se recupera para las nuevas generaciones al personaje que ya hiciera famoso en los años ochenta, el actor y ex-gobernador de California, Arnold Schwarzenegger en las dos partes de las que constó la saga (Conan el Bárbaro, dirigida por John Milius y Conan el Destructor, dirigida por Richard Fleischer) y que contó con un sinfín de imitaciones y demás explotations de bajo presupuesto que más de uno recordará con bastante nostalgia.
Al enfrentarnos al visionado de esta nueva encarnación dirigida por Marcus Nispel, conocido por los aficionados por El guía del desfiladero y los remakes de Viernes 13 y La Matanza de Texas, lo que servidor más echó de menos es la épica y la fanfarria de la banda sonora de la cinta original compuesta por Basil Poledouris.
La historia comienza justo con el nacimiento del protagonista en pleno campo de batalla y desde ahí se nos narra la infancia del personaje con un joven Conan magníficamente interpretado por el actor Leo Howard, sin duda uno de los puntos más destacables de la cinta. En este primer acto de la cinta, además de contemplar un par de espectaculares escenas de acción en el bosque, veremos la presentación de los villanos Khalar Zym y Marique (en este caso padre e hija), y de la búsqueda por su parte de una corona mágica que otorgará a su poseedor de infinitos poderes.
El argumento de Conan no deja de ser la ya típica y manida historia de venganza por parte del protagonista, que ya crecido e interpretado, en una gran decisión de casting, por el actor Jason Momoa conocido sobre todos por sus papeles en series de televisión como Los vigilantes de la playa en Hawai o Juego de Tronos.
El aspecto visual marcado por Nispel nos hace recordar en algunas ocasiones a películas como 300 o series como Spartacus, abandonando la cámara lenta, eso sí, y en otras a series como Hércules o Xena, la princesa guerrera.
Los efectos especiales son bastante apañados y funcionan en la mayor parte de la película destacando sobre todo en la escena del combate contra los hombres de arena, mientras que en escenas como la del pulpo gigante chirríen un poco y no funcionen todo lo bien que debieran.
Sin duda alguna entre los puntos más destacables de la película destacaría las numerosas escenas de lucha, algunas bastante espectaculares, y en las que la sangre salpica todos los rincones de la pantalla y las interpretaciones de Ron Perlman, de Rose McGowan que borda a la desquiciada bruja Marique y de Jason Momoa, que encarna a un Conan algo pícaro y pendenciero que visualmente recuerda al plasmado en las páginas de la versión en cómic que en 2004 publicó Dark Horse en Estados Unidos y que en España publicó Planeta en 2005 bajo el título Conan La Leyenda.
En definitiva, Conan es una película de aventuras bastante correcta, que no emociona en exceso pero que se deja ver si uno busca algo de evasión en estos calurosos días de Agosto, no obstante lo tendrá muy difícil para hacerse un hueco en los primeros puestos de la lista de películas más taquilleras del verano.