Con cinco nominaciones a los Oscar, entre ellas dos categorías tan importantes como Mejor película y Mejor Guión Original, y con dos flamantes Globos de Oro en su haber, el otorgado a Christoph Waltz como Mejor actor de reparto (también nominado para los Oscar) y el de Mejor guión original, mañana llega a los cines de toda España Django Desencadenado, el esperado último trabajo del cineasta Quentin Tarantino.
Han sido tres años de larga espera pero tras disfrutar como un enano de los 165 minutos de la última película del director de Pulp Fiction, solo puedo decir que las expectativas no se han visto defraudadas y que la espera ha merecido muchísimo la pena.
Tras abordar en Malditos Bastardos un género como el bélico, tan alejado del noir de sus propuestas iniciales, Quentin Tarantino ha querido probar fortuna con el western y para ello ha sabido extraer de sus múltiples y variadas referencias cinéfilas los ingredientes para este explosivo cóctel que además de estar aderezado por una potente y heterogénea banda sonora, toma prestados la canción original y por supuesto el nombre del personaje del spaghetti western Django, dirigida en 1966 por Sergio Corbucci y protagonizada por Franco Nero.
Y no señores, Django Desencadenado no es un remake, es otra cosa muy diferente, es una experiencia cinematográfica sin igual que a pesar de su larga duración, apenas se me hizo pesada y que ha conseguido quitarme el regustillo agridulce que en su día me dejaron sus Bastardos.
La historia nos traslada a un par de años antes de la Guerra Civil y nos presenta al cazarrecompensas Dr. King Schulz, sin duda uno de los personajes más carismáticos que han salido nunca de la pluma de Tarantino, interpretado magistralmente por Christoph Waltz, que tomará bajo su protección al esclavo recién liberado Django, interpretado por Jamie Foxx, para que le ayude en la busca y captura de unos bandidos a los que pretende dar caza.
A partir de ahí la historia se convierte en un western "de los de toda la vida" con la personal visión Tarantiniana, en el que no faltan grandes dosis de humor, y donde ambos personajes compartirán un viaje que les llevará en pos de la esposa de Django que también fue vendida como esclava a un terrateniente sureño llamado Calvin Candie, interpretado por un Leonardo DiCaprio que está enorme componiendo a este peculiar personaje francófilo.
Completan el reparto Samuel L. Jackson, que está inmenso interpretando al esclavo "Tío Tom" Stephen, que injustamente no ha recibido otra nominación al Oscar como mejor actor de reparto, junto a la de su compañero Waltz, el televisivo Walton Goggins, y varios cameos que no nombraremos para no desvelar la sorpresa a los espectadores.
En Django, Tarantino se ha permitido homenajear a los grandes directores del género y nos muestra esos bellísimos planos de los personajes cabalgando en espacios abiertos tan característicos del género. Estando ambientada en el Sur, el director trata el siempre peliagudo tema del racismo con su habitual sentido del humor en un par de escenas de lo más divertidas de la película, y sobre todo, y como no podía ser de otra manera, cuando la violencia, la sangre y los tiros hacen acto de presencia en la pantalla el espectador debe rendirse ante las poderosas imágenes propuestas por el director y dejarse llevar por la acción desenfrenada.
Quizá los únicos peros que se les pueda poner a esta excelente cinta sean el poco protagonismo de un Jaime Foxx totalmente eclipsado por su compañero de fatigas de origen alemán, ese pequeña vuelta de tuerca al final que que a más de uno dejará algo descolocado y puede también que algunos, no será mi caso, se quejen de la excesiva duración de la película.
En definitiva, Django Desencadenado es una muy recomendable película con las dosis justas de acción, comedia y drama, que nos muestra la madurez de un director que dejó atrás hace muchos años los calificativos de joven promesa y enfant terrible para convertirse en toda una realidad, que muy fiel a su estilo ha sabido ganarse un lugar en el panteón de los grandes de Hollywood.
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