Descubrir a un autor como Stephen Collins gracias a La gigantesca barba que era el mal ha sido una de los sorpresas más agradables que me he encontrado en mis últimas lecturas y, por supuesto, es impepinable colocar a esta estupenda novela gráfica en mi top de mejores lecturas comiqueras en lo que va de año.
Stephen Collins es un dibujante e ilustrador británico totalmente desconocido en nuestro país, que ha sorprendido tanto a crítica como a los lectores, con este su primer tebeo largo, en el que nos narra una preciosa fábula sobre el miedo a lo desconocido y a lo diferente. Una historia de esas que te hacen pensar, y que tras terminar su lectura te sientes mejor persona. Y eso es algo de alabar, porque pocos tebeos tienen el poder de producir esa sensación en sus lectores.
Dave, el protagonista de la historia vive Aquí, un lugar donde reina el orden y la rutina, mientras a lo lejos, en el mar, se encuentra Allí, el lugar donde la incógnita y lo desconocido campan a sus anchas. Todos los ciudadanos de Aquí evitan incluso mirar el mar porque Allí han ocurrido desgracias o incluso gente ha desaparecido en las procelosas aguas del mar, por lo que siempre han evitado acercarse por miedo a lo que pueda ocurrir y por temor a salirse de su rutina establecida.
De buenas a primeras todo cambiará en Aquí, cuando el pelito rebelde del rostro de Dave, ese del que nunca ha podido librarse, comience a crecer de manera desproporcionada formando una gigantesca, espesa y poblada barba que no dejará de crecer, y que hará que todos, incluido el propio Dave, se pregunten a que es debido que esa gigantesca barba haya conseguido romper los estándares establecidos por la sociedad de Aquí y comiencen a pensar de una manera algo desordenada y diferente.
El estilo de dibujo de Collins, que nos puede recordar a libros de ilustración infantil, le viene como anillo al dedo a una historia que, pese a su sencillez, no deja de ser una inteligente y sutil crítica, cargada de una finísima mala baba, a las sociedades modernas en general, donde todo ha de estar en orden y etiquetado y nada puede salirse de las normas preestablecidas, y si cualquier cosa se sale de estas normas, siempre será observada como un bicho raro, como le ocurre a Dave en esta deliciosa historia.
En resumen, una lectura muy disfrutable y recomendable, que os gustará si buscáis lecturas diferentes dentro del género de la novela gráfica, que en esta ocasión está más cercana a obras de un gran clásico de la literatura infantil como Roald Dahl.
La gigantesca barba que era el mal
Stephen Collins
Rústica con solapas. 252 páginas. B/N. 23 €. La Cúpula
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