Bill es un matón de segunda que se gana la vida aterrorizando a los inquilinos de un inmueble para cobrar un alquiler abusivo mes a mes. Se ocupa de garantizar el pago y de escarmentar a los morosos, y es el ojito derecho de su patrón: nunca da problemas. Está casado con una prostituta, a la que adora sobre toda las cosas. Como él suele decir: “son la perfecta pareja de los bajos fondos”... Aunque esto dista mucho de ser verdad. No puede soportar ver cómo su mujer se vende por dinero y aún es peor porque reconoce que sus ingresos como matón no le permiten apartar a su amada del “mal camino”. Sabe que su vida en común no vale nada, que es un infierno, una pesadilla, y que, por lo tanto, no tiene nada que perder si intenta mejorarla... Pero ¿acaso una situación ya de por sí terrible no es susceptible de empeorar? Cuando decide que la puerta de escape a todos sus males pasa por robarle la recaudación del mes a su patrón no puede ni tan siquiera imaginar que al final de ese camino la infelicidad aún pueda regodearse en su persona de distintas y retorcidas maneras...
The Empty Inside
Obra de Massacre
Formato: 17 x 24 cm.
Impreso en b/n, 72 páginas.
Encuadernación: Rústica.
PVP: 14.- €
(A distribuir a mediados de octubre)
“The Empty Inside” es la segunda obra publicada por Dibbuks de Massacre y ahonda en la temática del thriller urbano ya esbozada en la anterior “To kill the assassin”. Con un enfoque más psicológico y de acción más contenida, se trata de una propuesta de género negro, hermanada con el cine clásico de gánsters, llena de sorpresas y de giros inesperados que hará las delicias del lector más exigente. Un blanco y negro sin concesiones, un trazo rudo y sucio a veces, y una historia enrevesada son los elementos fundamentales de este cómic que mantiene la tensión página a página y cuyo único afán es entretener.
El autor, escudado bajo el pseudónimo de Massacre, tiene una vida ajena al mundo del cómic, pero es un apasionado del género que dedica su tiempo libre (que no es mucho) a idear historias como ésta y a llevarlas a cabo. Sus proyectos se gestan despacio (para “To kill the assassin” empleó más de cinco años) y evolucionan poco a poco, paso a paso, en la mesa de dibujo y con el apoyo siempre infalible de la paciencia y la tenacidad. “A veces –explica el autor— una determinada escena me puede llevar varios meses de trabajo. No soy un perfeccionista; lo que ocurre es que el equilibrio entre la historia y cómo quiero dibujarla me obliga a buscar soluciones imaginativas que deben esconder mis carencias como dibujante bastante a menudo. Ese compromiso siempre es complicado: me gusta que mis dibujos luzcan y odio las escenas de transición. Que cada escena merezca el esfuerzo de dibujarla es mi lema [sonrisa]”. Nacido hace ya 37 años, Massacre espera tener algún as guardado en la manga para seguir sorprendiéndonos en el futuro.
29 septiembre 2009
Novedad Dibbuks Octubre
Nota de prensa:
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